El impresionismo es un movimiento pictórico surgido en París, Francia, a mediados del siglo XIX. Pero no fue hasta 1874 que el impresionismo floreció. Un 15 de abril de ese año, un grupo de pintores quiso desafiar la exposición del Salón Oficial de París realizando una muestra paralela en los salones del fotógrafo Nadar. En total participaron treinta y nueve pintores con más de ciento sesenta y cinco obras. Se presentaron bajo el nombre de "Sociedad Anónima de pintores, escultores y grabadores". Entre ellos había artistas como Édouard Manet, Pierre-Auguste Renoir, Edgar Degas, Camille Pissarro, Alfred Sisley, y Claude Monet, entre otros. Curiosamente fue una obra de este último, el célebre pintor francés Monet, titulada “Impresión: sol naciente” pintada en 1872 la que bautizó esta corriente artística como impresionismo.
El impresionismo rompía con las leyes del academicismo, suprimiendo la perspectiva tradicional, la anatomía clásica y el claroscuro. Los autores de este movimiento rechazaron los colores oscuros para buscar la claridad, la transparencia y la luminosidad.
Fueron los pintores del impresionismo los primeros en poner sus caballetes en plena naturaleza, concretamente en el bosque de Fontainebleau. Para Monet, Renoir o Pissarro, la naturaleza era una fuente de sensaciones puras, de efectos que se convertían en objetos de la pintura. El campo inicial del impresionismo fue precisamente el paisaje. Si en un principio aplicaron los efectos de la luz a superficies reflectantes, como el agua y la nieve, muy pronto lo ampliaron a todos los elementos compositivos, como la figura humana, el cielo, los paisajes urbanos, entre otros.
La temática era uno de los principales motivos de discrepancia que tenían los pintores impresionistas con la sociedad de la época. Procedentes de una clase social popular, o próxima a ella, a los impresionistas les resultaba placentero retratar gustos y costumbres que les eran familiares. Por el contrario, los clientes de arte, pertenecientes a las clases burguesas y aristocráticas, estaban acostumbrados al idealismo y al reflejo de la sofisticación en los cuadros. Como consecuencia, la alta sociedad consideraba que los impresionistas estaban en guerra contra la belleza.
Los artistas del impresionismo dedicaban un largo período de tiempo al estudio de la técnica pictórica. La plasmación de la luz era trascendental para ellos, ya que creían que los objetos sólo se veían en la medida que la luz incidía. La coloración de las sombras era otro aspecto importante en el impresionismo, así como la repetición de tema con cambios de matices de iluminación, como única diferencia.
Los impresionistas se preocuparon más por captar la incidencia de la luz sobre el objeto que por la exacta representación de sus formas, debido a que la luz tiende a difuminar los contornos y refleja los colores de los objetos circundantes en las zonas de penumbra.
Los pintores académicos definían las formas mediante una gradación tonal, utilizando el negro y el marrón para las sombras. Los impresionistas eliminaron los detalles minuciosos y tan sólo sugirieron las formas, empleando para ello los colores primarios —ciano, magenta y amarillo— y los complementarios —naranja, verde y violeta—.
Consiguieron ofrecer una ilusión de realidad aplicando directamente sobre el lienzo pinceladas de color cortas y yuxtapuestas, que mezcladas por la retina del observador desde una distancia óptima aumentaban la luminosidad mediante el contraste de un color primario (como el magenta) con su complementario (verde). De este modo, los impresionistas lograron una mayor brillantez en sus pinturas que la que se produce normalmente al mezclar los pigmentos antes de aplicarlos.
Édouard Manet(23 de enero de 1832 - 30 de abril de 1883)
De todos los artistas de su tiempo, Manet era quizás el más contradictorio. Aunque se le consideraba un personaje controvertido y rebelde, Manet se pasó casi toda su vida buscando la fama y la fortuna, y lo que quizás sea más importante, un pintor que ahora es aceptado como uno de los grandes, solía mostrarse inseguro de su dirección artística y profundamente herido por las críticas hacia su obra.Tuvo que esperar al final de su vida para conseguir el éxito que su talento merecía. Pese a que se le considera uno de los padres del Impresionismo, nunca fue un impresionista en el sentido estricto de la palabra. Por ejemplo, jamás expuso con el grupo y nunca dejó de acudir a los Salones oficiales, aunque le rechazaran. Afirmaba que «no tenía intención de acabar con los viejos métodos de pintura ni de crear otros nuevos».1 Sus objetivos no eran compatibles con los de los impresionistas, por mucho que se respetaran mutuamente.
La notoriedad de Manet, al menos en las etapas tempranas de su carrera, se debió más a los temas de sus cuadros, considerados escandalosos, que a la novedad de su estilo. No fue hasta mediados de la década de 1870 que empezó a utilizar técnicas impresionistas. En este sentido, Bownes se muestra bastante convincente al demostrar que, de joven, sin llegar a considerarse un innovador, Manet sí trataba de hacer algo nuevo: Buscaba crear un tipo libre de composición que estaría, sin embargo, tan herméticamente organizada en su superficie como los cuadros de Velázquez.
El almuerzo sobre la hierba (1863)
Olympia(1863)
Auguste Renoir (25 de febrero de 1841 - 3 de diciembre de 1919)
Empezó desde muy joven sus actividades artísticas como decorador de porcelana. Entró en 1862 en el estudio de Gleyre donde conoció a Monet, Bazille y Sisley, núcleo del impresionismo. De esta época son su Diana Cazadora (1867), Lisa, La familia Sisley (1868) y la bañista y el grifón (1870). Después de la guerra francoprusiana pintó El palco (1874), El molino de la Galette (1876) y Madame Charpentier y sus hijos (1879). En 1882 realizó un viaje a Italia, donde descubrió los frescos de Rafael y la pintura pompeyana, época en la que abandonó el impresionismo.
A este período corresponde Paraguas (1883). En 1890 retomó las técnicas impresionistas: El juicio de París (1908), Bañistas en la fuente (1910). Fijó su residencia en Cagnes por razones de salud. Amante de la pintura al aire libre, pintó gran número de retratos de mujeres, niños, frutas y paisajes soleados de la Provenza. Se calcula que pintó más de cuatro mil obras, entre las que se destacan: Senderos en el bosque (1874), Desnudos al sol (1876) y Desnudo en un paisaje (1905).
Desnudos al sol
Paraguas
Diana cazadora
Obra representativa e interpretación
Tomaré como representativa la pintura Olympia de Manet.
En este cuadro destaca, como figura central, una mujer trigueña despojada de sus prendas. Podría tratarse de una joven cercana a Manet, una prostituta (pues según tengo entendido se acostumbraba proveerlas de flores una vez terminado su trabajo) o incluso un personaje imaginario, extraído de la mente del pintor, quien la resalta centrándola en medio de la escena y abarrotándola de luces. Ella desafía al espectador con su corta edad y le dedica una fugaz y orgullosa mirada, un tanto discutida o tal vez temida por la criada de piel oscura que figura detrás. En torno a las finas piernas de la mujer se despliega una delicada manta, y ropa de cama típica de la época. Fuera de la connotación sexual y el escándalo que pudo haber provocado en medio de la conservadora sociedad de aquellos años, la obra irradia desde mi punto de vista, sencillez, belleza y una frescura puramente femenina.
durante esta época se acostumbraba regalarle flores a las prostitutas después de que terminaban su trabajo.
Sitios utilizados:
http://www.artelista.com/impresionismo.html
http://www.profesorenlinea.cl/artes/impresionismo.htm
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